Del Presidente : marzo 2014 - El tsunami de Japón: tres años después

El médico de familia joven, Dr. Hiroshi Takayanagi, en el Centro de Kitakata de medicina familiar, en la prefectura de Fukushima, Japón

English

¿Qué pasa después? El papel de los médicos de familia en el apoyo a sus comunidades después de un desastre

Todos recordamos la tragedia del tsunami de marzo 2011 que afectó a la costa del Pacífico de Japón tras un terremoto, y que mató a miles de personas y destruyó ciudades y pueblos de la costa. Y los temores globales que siguieron, cuando la central nuclear de Fukushima dañada, explotó liberando radiación a la atmósfera. La contaminación radiactiva se tradujo en más de 100.000 personas evacuadas de sus hogares, una zona de exclusión de 50 kilómetros que se estableció alrededor de la planta nuclear dañada y la trayectoria de lluvia radioactiva.
El mes pasado me invitaron a visitar las comunidades de la región de Fukushima, en Japón, afectada por el tsunami y el desastre del reactor nuclear. Yo tenía muchas ganas de aprender sobre el papel que los médicos de familia locales y sus equipos siguen desempeñando para ayudar en la recuperación de los supervivientes de las comunidades devastadas. Fue una semana aleccionadora.

Tres años más tarde, la evidencia del daño causado en ese día terrible permanece. Muchas personas aún viven en viviendas temporales y se les prohíbe volver a sus casas abandonadas. Muchas personas, especialmente familias jóvenes, se han alejado hacia otras partes de Japón. Muchas personas mayores dejaron de llorar a sus familiares desaparecidos, sus hogares perdidos y su modo de vida destruido. 200.000 personas afectadas son objeto de seguimiento regular en clínicas especiales establecidas para la detección de problemas relacionados con la exposición a la radiación.

Foto: Costa vacía con un cementerio reconstruido como único recordatorio de que la comunidad de la aldea prosperó una vez en este lugar antes del tsunami de 2011.


La costa es agreste, tras haber sido limpiada de las ruinas y los escombros, que era todo lo que quedaba de las ciudades costeras y las comunidades rurales y de los bosques de los alrededores destruidos por el tsunami. Los pueblos ya no existen, las granjas se han esfumado, los bosques han desaparecido. Es como si nunca hubiera habido nada allí. La excepción es la zona de exclusión alrededor del reactor nuclear en el que el daño causado por el tsunami sigue siendo visible en los edificios dañados, los coches doblados hacia arriba y los árboles caídos. Pueblos enteros que sobrevivieron al tsunami, pero fueron sometidos a lluvia ácida, son ahora ciudades fantasma con casas desiertas y tiendas con aparadores vacíos y sin señales de vida. Partes de la zona de exclusión se consideran menos peligrosas ahora y se han abierto a la gente para que sean visitadas durante el día, pero no se vuelve a vivir allí.

Mientras, en la prefectura de Fukushima visité las ciudades dañadas de Soma y Minami-soma, una serie de clínicas de medicina familiar de la comunidad y un centro de apoyo a la comunidad para los residentes en alojamientos temporales.

Esta visita fue un crudo recordatorio de los retos que enfrentan las personas en la reconstrucción de sus vidas y sus comunidades después de eventos catastróficos. Y los impactos enormes que tales eventos tienen en la salud física y mental de cada persona afectada.

Foto: Memoriales improvisados a los seres queridos perdidos durante el tsunami de 2011, en la costa del Pacífico en Minami-soma, Japón.

Los habitantes de estas comunidades se han apoyado los unos en los otros, ya que han llegado a asumir los cambios dramáticos en sus vidas. En los programas de salud de la comunidad colaboran personas que siguen viviendo en alojamientos refugio temporales. Los programas de actividades unen a la gente y fomentan un sentido continuo de la comunidad. Los médicos de familia de esta región han sido una parte fundamental de este trabajo.

Estuve en Japón como invitado del Gobierno de la Prefectura de Fukushima. Mi visita fue organizada por el profesor Ryuki Kassai, Profesor de Medicina Familiar de la Universidad Médica de Fukushima.

Foto: El Presidente de WONCA con el profesor Ryuki Kassai y médicos de familia jóvenes, que asistieron al Seminario de Educación de invierno de la Asociación de Atención Primaria de Japón, febrero de 2014.

Ryuki es un miembro muy conocido y respetado de WONCA. Su serie de informes para el British Medical Journal con las consecuencias de los desastres proporcionó una visión extraordinaria sobre el impacto en las personas, familias y comunidades, y los roles que los médicos de familia y los miembros de nuestros equipos pueden desempeñar en el apoyo a nuestras comunidades durante y después de este tipo de eventos devastadores. http://blogs.bmj.com/bmj/2011/03/21/ryuki-kassai-from-fukushima-the-first-seven-days-of-the-disaster/

Ryuki y yo también debatimos sobre los desafíos más amplios de la prestación de apoyo a los ancianos en la sociedad japonesa. Japón, al igual que muchas naciones, está examinando cómo cuidar mejor del creciente número de personas mayores de su comunidad, al darse cuenta de que seguir colocando un gran número de personas en hogares de ancianos u hospitales no es una opción factible, y mirando el papel cada vez mayor que los servicios de atención primaria pueden desempeñar en el apoyo al mantenimiento de las personas en sus propias casas o viviendo con familiares. También existe la conciencia de que, si bien muchas personas en Japón pueden vivir hasta una edad avanzada, para muchos, la calidad de vida en sus últimos años -décadas a veces-, no es buena, debido a los problemas relacionados con el impacto de la enfermedad crónica concomitante, la debilidad, la pérdida sensorial y la demencia. Y existen dudas acerca de las investigaciones y los procedimientos inadecuados que llevados a cabo por médicos en las personas de edad muy avanzada al final de su vida. También está el reto de proporcionar atención a las personas al final de su vida, y sobre todo, cuidados paliativos a domicilio, algo que es una parte fundamental de nuestro trabajo como médicos de familia en muchos países. Igual que nos especializamos en la prestación del "primer contacto", los médicos de familia también nos especializamos en la prestación del "último contacto de atención" para muchos de nuestros pacientes.

En Japón me enteré de que muchas personas de edad muy avanzada, incluso aquellos con demencia avanzada, todavía pueden tener un sentido de propósito, como miembros valiosos de la comunidad. Pueden ser responsables de mantener parte de la calle frente a su casa barrida y libre de escombros. O formar parte de los programas de cuidado de los niños después del colegio. O cuidar de pequeños huertos que realzan la belleza de su área local. Para muchos de los ancianos supervivientes del tsunami y de los que se trasladaron desde aldeas afectadas por la lluvia radioactiva y que ahora vive en un alojamiento temporal, este sentido de propósito se ha perdido y muchas personas están deprimidas y retraídas y se han convertido en confinados en el hogar. Esto se agrava porque muchas de las pequeñas familias con niños en las zonas afectadas por la radiación se han ido y no volverán a visitar a sus padres y abuelos mayores, debido al temor de exponer a los niños a la radiación. Los médicos de familia locales me dicen que para muchos supervivientes de edad avanzada, el impacto de los riesgos del estilo de vida puede ser peor que los riesgos de la radiación, debido al aumento de consumo de alcohol, la mala alimentación y la obesidad y los problemas de salud mental relacionados, así como los riesgos de autolesiones y suicidio.

Tuve el privilegio de reunirme con muchos médicos de familia jóvenes que trabajan a través de la Prefectura de Fukushima con Ryuki. También tuve la oportunidad de conocer a un gran número de médicos de familia jóvenes que participan en el Seminario de Educación de invierno en Tokio, de la Asociación de Atención Primaria de Japón, la organización miembro de WONCA en Japón. Me inspiré en el entusiasmo de los jóvenes médicos de familia de Japón, que están trabajando juntos para hacer frente a los muchos problemas de salud que afectan a sus comunidades locales y su país.

Michael Kidd
Presidente

Traducción: Eva Tudela, Spanish Society of Family and Community Medicine (semFYC) Director